¿Sabes lo que es bueno para tus estudiantes? ¡La lectura!

De acuerdo con Machicado (2017), leer se caracteriza por la traducción de símbolos o letras en palabras y frases que tienen significado para una persona. Es el proceso más importante de aprendizaje en el cual se utilizan un proceso fisiológico y mecánico, que consiste en llevar la vista sobre las líneas escritas del texto identificando los símbolos que van apareciendo; empero, hay otro proceso de abstracción mental donde se provoca una actividad cerebral que consiste en elaborar el significado de los símbolos visualizados.

Por tanto, estas definiciones, conducen al entendimiento de que la lectura es el proceso en el que, mediante la elaboración de los significados de las grafías, se lleva a cabo una interacción entre el texto y el lector de la que es posible obtener información.

       Los motivos para inculcar el hábito lector en las nuevas generaciones son amplios, pues, los beneficios de llevar a cabo la lectura constantemente son vitales para el desarrollo de habilidades que, de otra forma, sería muy complejo adquirir. La lectura no solamente forma y educa, sino que, mejora la capacidad de análisis, reflexión, concentración y estimula la concentración; además, ayuda al perfeccionamiento del lenguaje, mejora la expresión oral y escrita, incrementa le vocabulario y mejora la ortografía.

Leer es una de las actividades más completas, formativas y placenteras a la que se puede dedicar el  tiempo. La lectura puede ampliar nuestros conocimientos, transportarnos a otros mundos, ayudar a conocer a los otros y a sí  mismos y hacer vivir aventuras apasionantes en diferentes situaciones. La lectura tiene un enorme poder de fascinación. El aprendizaje de la lectura no tiene como objetivo único conseguir que los niños comprendan el significado de un texto escrito. La educación en la lectura debe ir más allá y lograr que los alumnos disfruten con cuentos, narraciones e historias (Marchesi, 2005).

Así, cabe destacar que un niño que lee puede ampliar su visión del mundo social, afectivo, imaginativa y lingüísticamente, además de gozar del proceso y ser curioso a lo largo del mismo, lo cual, le ayuda a comprender mejor el mundo que le rodea y resolver con mayor facilidad los conflictos que se le presenten

No obstante, el hábito lector, no implica solamente la repetición mecánica y frecuente de la lectura, sino que refiere igualmente a la adquisición y utilización de todas aquellas habilidades que se adquieren precisamente al llevas a cabo dicha actividad, sino que se consigue compartiendo la lectura con el estudiante, dotándole de recursos bibliográficos que sean de su interés y que le permitan formar el hábito lector con agrado, para que éste no solamente se encuentre presente en la etapa infantil o adolescente, sino a lo largo de toda su vida.

   No olvidemos también que este hábito lector debe ser formado, preferentemente, a una edad temprana, tomando en cuenta las fases del desarrollo del niño y motivándole a que adquiera dicho hábito como un acto voluntario que traerá grandes beneficios para su desarrollo cognitivo e incluso para la interacción social pues propicia el desarrollo de habilidades, tales como la creatividad, la imaginación, la posesión de amplio vocabulario, la memoria, la atención, la buena ortografía y la facilidad para comunicar a otros las ideas propias. 

¡Así que no lo olvides! Inculcar el hábito lector en tus estudiantes, les traerá grandes beneficios.

Referencias

Machicado, J. (2017). Fomento del hábito a la lectura en estudiantes de la carrera de Bibliotecología y ciencias de la información de la Universidad Mayor de San Andrés. Recuperado de: https://repositorio.umsa.bo/bitstream/handle/123456789/12811/TG-3987.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Marchesi, A. (2005). La lectura como estrategia para el cambio educativo. Revista de Educación. Recuperado de: http://114.red-88-1210.staticip.rimatde.net/mochila/sec/monograficos_sec/ccbb_ceppriego/lengua/aspgenerales/Sociedad_lectora.pdf#page=16

Publicado por Monica L. Pantoja C.